Una delegación de empresarios de la ciudad de Gwangyang (Corea del Sur) se encuentra en Manta observando el funcionamiento de los sistemas municipales de recolección y disposición de basuras, potabilización de agua y disposición del agua servida.
Tiene la apariencia de un adulto mayor achacoso y descuidado, por su cabellera canosa en completo desorden, la barba crecida, una mata de pelos creciendo en cada oreja y la boca desdentada; pero al conversar emerge de él su espíritu alegre, descomplicado y bromista, lleno de recuerdos forjados al vaivén de una trayectoria multifacética.
Dos microempresarios de la venta de periódicos y revistas de papel resisten el declive de esa actividad, amenazada por el vertiginoso y constante avance de los medios electrónicos enlazados a través de Internet.
Conversaban animadamente en la calle, frente a la tienda principal de la cadena VelBoni. Era la hora del crepúsculo vespertino y alrededor de ellos caminaban con prisa evidente los consumidores que van de compras luego de cumplir su jornada laboral del día. Ángel Vélez Menéndez y Roque Intriago intercambiaban sus experiencias espirituales que les ha acercado a Dios y mejorado su calidad de vida.