(Es justo comentar y reflexionar cómo una nación con tantas ventajas económicas y naturales, cuando los comicios los ganan quienes propugnan gastos sin medida y un gobierno predominante, cae en falsas ilusiones.)
Opinión de José Ramón Moreira Aliatis
Empresario, ingeniero comercial y periodista
El término SOCIALISMO es manoseado mucho… mucho. Si supieran los legos que hay socialismo libertario, democrático, científico, del siglo XXl. Los hay para todos los gustos, de acuerdo al lugar donde se necesita ponerlo en práctica y a los intereses de los individuos que conforman los movimientos para ese fin. Generalmente el socialismo se enmarca en hacer creer a la gente que los ricos explotan a los pobres y que aquellos deben repartir su riqueza entre todos estos.
Hablemos de Australia de fines del siglo pasado, cuando en 1975 la economía de ese país se encontraba en las peores condiciones.
En 1972 el Partido Laborista, de tendencia socialista, logra el poder con el atractivo y dinámico dirigente Gough Wiltlan, abogado de Sidney.
A los pocos días de haber asumido el poder, el gobierno socialista reestructuró la economía australiana. Crearon empresas públicas, aumentó de forma incontrolable el gasto público y creció desmesuradamente el empleo público; se crearon nuevos pagos destinados a la educación superior gratuita; compensaciones más elevadas a personas sin trabajo, subsidiaron los deportes y las artes; y, como son pocos los que realmente calculan los costos y se preguntan de dónde sale el dinero, gastaron a manos llenas.
Hubo aumento de los beneficios a los desempleados y la liberación de requisitos para acceder a ellos, además cuadriplicaron las dádivas a los desempleados jóvenes, que se extendieron a los vagabundos, creando un nuevo estilo de vida subsidiada por el Gobierno.
Liberaron las aduanas, disminuyeron los impuestos, crearon tribunales de justicia para controlar los precios, aumentaron los salarios de trabajadores, aumentaron las vacaciones; y, una característica muy importante para el dispendio de ese gobierno, se rodearon de incondicionales que a toda propuesta la respuesta era SÍ.
El ejemplo más sobresaliente fue un programa de ayuda a los aborígenes, y como los burócratas nunca faltan para gastar el dinero, si esas erogaciones las hubieran entregado directamente, a cada aborigen le tocaba $ 1.800,oo dólares, pero resulta que cada individuo recibió en promedio $ 96,oo dólares.
En corto plazo los hombres de negocios perdieron la confianza, el desempleo campeaba por la disminución de las plazas de trabajo, la inflación era constante y sostenida, los precios aumentaron, muchas fábricas cerraron. El gran beneficio era que tenían moneda propia.
Los primeros meses de 1976 ese gobierno se derrumbó y el nuevo primer ministro, Malcolm Fraser, en un mensaje a la nación, dijo: “Creíamos que podíamos disfrutarlo todo sin tener que pagarlo; no entendemos que los políticos ofrecen algo de lo que no tienen nada que dar, prometen lo de ustedes, que es para satisfacer las necesidades de su familia.”
MANTA, 10 de julio de 2015.
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MEJOR ESTO NACIONAL (viernes, 31 julio 2015 19:50)
SEÑOR ing.jrma@hotmail.com
Guido Zambrano
Pacto para la gobernanza
Miércoles 29 Julio 2015 | 04:00
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E l Ecuador puede, está deslizándose hacia una radicalización de pugna entre sectores y poderes.
Tanto el gobierno como la oposición, no dimensionan que los avances, logros, beneficios que se han obtenido con políticas y la riqueza, y trabajo de la nación toda, pueden perderse. La sociedad civil debe detener una guerra absurda en lo económico, político y social.
Es necesario y proponemos un “Pacto para la Gobernanza”. El gobierno de la Revolución ciudadana ha conseguido muchos logros para el beneficio nacional. Algunas políticas deben proseguir, otras rectificar. Hay sectores dentro de las clases medias que se han cansado de este régimen en la forma de gobernar, de sus leyes, impuestos y modelo.
La madre tierra por el daño que se le ha causado nos manda señales para hacer rectificaciones sin desconocer los avances que se ha logrado, como la revolución científica tecnológica, internet, globalización. La región indoamericana se autoafirma en su identidad e intereses; está buscando aprender la lección de la desunión y se fortalece con UNASUR, CELAC, para cumplir un rol de significación en la nueva geopolítica mundial, porque en Latinoamérica tenemos el gran arsenal mundial de recursos naturales.
En este contexto es que Ecuador vive un momento histórico con el desarrollo del proyecto político que lidera el presidente Rafael Correa, que se inició el 15 de enero del 2007. El gobierno de la revolución ciudadana se gestó ante un proceso de ingobernabilidad, explotación y corrupción que se daba. Alianza País, que se conformó en el 2006, fue producto de la convergencia de más de 200 organizaciones, con distintas concepciones.
En los 8 años y medio que lleva el gobierno del presidente Correa, con aciertos y errores el país se ha modernizado; corregido equívocos y males estructurales; y más que nada, se está buscando, muchas veces con atropellos, desaciertos, un concepto, vivencia de interés y bien público que antes no existía, por parte de los gobiernos y la mayoría de las elites nacionales. Esta realidad hay que aceptarla y definir nuevo esquema de transición hasta que termine el mandado el presidente Correa. Ello no es una claudicación del proyecto.
En este contexto nuestra propuesta es adoptar el concepto de Gobernanza de NN.UU. que señala que en el proceso de toma de decisiones hay que tomar en cuenta a los actores formales e informarles que están involucrados para la implementación de las políticas. Asimismo planteamos que se adopte las “8 características de un Buen Gobierno”: participación, legalidad, transparencia, responsabilidad, equidad, eficacia, eficiencia y sensibilidad. La sociedad civil pidamos eso a todos los políticos que aspiren a gobernar