Solo el trabajo nos da riquezas

Opinión de José Ramón Moreira Aliatis

Empresario, ingeniero comercial y periodista

ing.jrma@hotmail.com

Este país, mi lindo ECUADOR, gracias a la naturaleza y al gran Dios eterno, tiene infinidades de oportunidades para iniciar emprendimientos. En este sentido, el Gobierno nacional hace más de un lustro comenzó por apuntar y dirigir sus esfuerzos a esa consecución.

 

A propósito, hace poco tiempo el Ejecutivo envió al Legislativo un proyecto de ley orgánica con el carácter de económico urgente, denominada “Ley para la Redistribución de la Riqueza”; y argumentó  que no tiene afectación para la clase media y peor para los pobres del Ecuador. En vista al rechazo ciudadano a esta aspiración, el presidente tomó la decisión de jalar la piola para retirar de la Asamblea esta iniciativa; y, esta, dócilmente se abstuvo de rechazarla, discutirla y/o allanarse de acuerdo con lo que establece la ley. 

 

Cuando se toca esa fibra intima de la idiosincrasia, de la cultura, de la herencia de la familia, ponemos el grito al cielo y rechazamos de plano todo lo referente a  menguar el trabajo, el esfuerzo, el sacrificio; todo para mis hijos y mis nietos, automáticamente. En el  legado no entran extraños. Nos cerramos a la banda, sea en la riqueza o en la pobreza.

 

Los de la iniciativa política no lo entienden de esa manera. Ellos, en su loable sentimiento social de repartir el exceso de riqueza para los pobres, no lo entienden, o no lo quieren entender, que la sociedad familiar en su gran mayoría se opone a esa decisión. Y esta mentalidad no solamente es ecuatoriana, es mundial.

 

Esta novedad de darles a los pobres lo que a los ricos les sobra, al estilo del forajido Robín Hood,   bien pudiera aplicarse en dar grandes facilidades de parte del Gobierno nacional a esa población ávida de salir de ese aislamiento que al señor presidente y a su corte le preocupa tanto. Y voy a poner como ejemplo el grano más noble que tenemos los nacionales, EL MAÍZ.

 

Uno de los subproductos de esta gramínea es la famosa CHICHA. Presidente, en el campo manabita la gran mayoría de las nuevas generaciones conoce el proceso artesanal para elaborar esa bebida. Lo básico está allí. En contrapartida, es decir para empezar, la primera barrera que hay que romper es el temor de esas personas a frentear comercialmente esa actividad. (Y entonces se hace necesario que asistan a) seminarios; luego los gobiernos municipales les exigen una serie de documentación; (igual) los cuerpos de bomberos y las autoridades locales y provinciales; (se exigen) los registros sanitarios, etc.  

 

Posteriormente la serie de gestiones y de actividades que hay que cumplir, que desgastan a cualquiera: las leyes laborales, el SRI, la seguridad social, y, por último, cuando ya no pueden ni respirar por la asfixia económica, andar en entidades de fomento mendigando un crédito.

 

Señores: así no se hace patria. La única forma de combatir la pobreza es facilitando caminos de empresa, por escabrosos que sean.

 

MANTA, 27 de junio de 2015.