Dos microempresarios de la venta de periódicos y revistas de papel resisten el declive de esa actividad, amenazada por el vertiginoso y constante avance de los medios electrónicos enlazados a través de Internet.
Luis Gualberto Barahona Muñoz, de 75 años de edad, y Andrés Homero Govea, de 58, se dan modo para mantenerse activos en sus respectivos puestos de venta en la esquina de la Calle 12 y Avenida 17 de Manta, al pie del Mercado Central Municipal, donde son considerados personajes legendarios de la ciudad.
Barahona lleva 60 años de su vida en ese lugar, atendiendo a sus clientes desde las 05h00 hasta las 13h00. Govea lo sigue desde hace 43 años. Ambos venden los diarios de la provincia de Manabí y los de alcance nacional que les llegan de Guayaquil y Quito. Además venden revistas de periodicidad diversa. Los dos son reconocidos por perseverar en el negocio y destacarse sobre todos sus competidores del entorno.
Cada uno en su puesto (están juntos, uno al lado del otro) ha logrado mantener a su familia y educar a los hijos con los ingresos generados por ese trabajo de siete días a la semana, sin vacaciones, ni seguridad social, ni otros beneficios de los que sí gozan los trabajadores dependientes de un empleador. Pero hoy esos ingresos apenas les alcanzan “para sobrevivir”, porque es muy poca la gente que compra diarios y revistas.
En la disminución de compradores influyen algunos factores, como la economía general del país, el aumento de la competencia, la movilidad y cambio de costumbres de los consumidores, la diversidad de medios informativos disponibles (prensa, radio, televisión, teléfonos e internet, entre otros); pero sin duda es la universalidad de Internet el de mayor peso y determinación, teniendo en cuenta que esta plataforma tecnológica puede soportar ella sola a todos los demás. Prácticamente nadie desconoce hoy que por medio de Internet fluyen radio, televisión, telefonía y la prensa misma, que puede reproducirse íntegra, página por página; además de las diversas redes sociales que no cesan de crecer y mejorar su versatilidad.
Así que no es de extrañarse que la venta de medios impresos haya caído en picada, como lo experimenta Andrés Govea en su puesto de periódicos y revistas. El Mercurio, el diario local más antiguo y preferido por los lectores hasta hace poco, ha dejado de venderse en una proporción de 10 a 1; El Diario, impreso en Portoviejo y repartido en toda la provincia, descendió de 15 a 1; El Universo (Guayaquil) y El Comercio (Quito), que se reparten a nivel nacional, en el puesto de Govea ya solo se venden uno o dos ejemplares por día y a veces ninguno.
Govea dice que el único diario que por el momento les anima a mantener el puesto de venta es el sensacionalista La Marea (filial de El Diario), de lejos el de mayor venta en ese lugar.
El vendedor añora la época saludable para la venta de periódicos y revistas, que fue de 1970 al año 2000, cuando, por ejemplo, El Universo era indiscutiblemente el de mayor venta en la Costa, mientras en Manabí remontaba con fuerza El Diario y en Manta lo hacían El Mercurio y El Sol, ya desaparecido. En el intermedio hubo un momento de gloria para el tabloide Extra (Guayaquil), que llegó a ser el más vendido en Manabí.
En cuanto a la situación de las revistas de papel, Luis Barahona lo resumió en estas palabras: “Revistas como Vistazo, Hogar, Estadio (que eran las más solicitadas) quedaron para la historia.”