Mucha gente en la ciudad de Manta (Ecuador) reconoce muy bien el nombre de la clínica que funciona desde hace 15 años en una ciudadela periférica, pero ignora por completo el nombre de esa ciudadela cuya existencia ha cumplido más de 60 aniversarios.
Tome usted un taxi y pida al conductor que le lleve a la Ciudadela El Pacífico. Desconcertado, el taxista le preguntará que en dónde queda ese lugar. Usted responde que allí donde se encuentra la Clínica Lams y entonces el taxista, con aire triunfal, exclamará: “¡Por ahí debió empezar! Esa clínica la conozco muy bien.”
Parece una leyenda extraída de las viñetas periodísticas “Aunque usted no lo crea” de Ripley, sin embargo es un hecho actual y cotidiano que demuestra cuán importante es la señalética para que la movilidad humana fluya correctamente; porque mientras la clínica desde el inicio señaló con un rótulo vial su nombre y ubicación, la ciudadela carece de señales.
En El Pacífico habitan unas 120 familias que suman un poco más de 700 individuos, que también han contribuido al posicionamiento de la identidad de la clínica nombrándola siempre como referente para ubicar el lugar de residencia.
LA CLÍNICA Y SU FUNDADOR
El nombre LAMS son las siglas de Luis Alberto Moreira Sáenz, fundador, propietario y director en funciones de la clínica; médico cirujano por la Universidad Católica Santiago de Guayaquil, con un posgrado en Endocrinología Ginecológica y Reproductiva conseguido en la Universidad Favaloro de Argentina.
De mirada compasiva y voz suave, este profesional emprendedor cuenta que al crear la clínica se convirtió en precursor de la “cirugía económica”, puesto que el objetivo es satisfacer las necesidades médicas “de la clase media para abajo”, como él mismo expresa. Y, como ejemplo, lo contrasta recordando que una cirugía de cesárea costaba 300 mil sucres (moneda ecuatoriana de esa época) en cualquier clínica privada de Manta, pero en Lams solo se cobraba 50 mil (Al día de hoy las proporciones de ese ejemplo son de 1.200 - 800 dólares a solo 300).
El establecimiento inició en 1989 como un policlínico acondicionado precariamente en la planta baja de la casa perteneciente a la abuela del fundador, en la Avenida 9 entre las calles 7 y 8. Era el tiempo en que el doctor Moreira había iniciado su carrera médica sirviendo honoríficamente en el Hospital Rodríguez Zambrano.
Recuerda que se presentó al Banco del Pacífico a solicitar un crédito de 75 mil sucres, pero que después de revisar la situación financiera del médico allí le dijeron que su capacidad de endeudamiento era de solamente 25 mil sucres, cantidad que tuvo que aceptar y que fue la inversión inicial en la clínica.
Al rememorar este punto el doctor Moreira reflexiona sobre lo difícil que es en Ecuador establecerse como profesional autónomo, situación que a su criterio ha empeorado debido a ciertos aspectos de la legislación vigente, que él considera desacertados por disfuncionales o desproporcionados, según el tema.
EN LA CIUDADELA EL PACÍFICO
Más tarde, el 1 de abril del año 2000, el establecimiento se mudó a la Ciudadela El Pacífico y modificó el nombre a la denominación actual de Clínica Lams. Al poco tiempo de esto fue que se instaló el rótulo vial, en virtud de que los clientes iniciales tenían dificultad para encontrar la sede nueva; y, de este modo, el nombre Clínica Lams pasó a primar sobre el de la ciudadela.
El director de la clínica considera que muchos taxistas, pacientes suyos, también han contribuido para construir la imagen pública de su clínica, tan popular que en la esquina del establecimiento no es raro escuchar a personas que esperan una cita y comunican por teléfono móvil que están allí para que el interlocutor sepa dónde encontrarse.
En sus 25 años de trayectoria, Lams registra 14 mil historias clínicas, 10 mil cirugías y apenas tres querellas por mala práctica médica, oportunamente desvirtuadas y sobreseídas por la justicia. Presta servicios de medicina general pero se especializa en ginecoobstetricia, ámbito que está ampliando a otras especialidades para atender patologías concernientes a la pubertad y la menopausia.
CIRUGÍAS EN MUJERES DE SEGUNDA GENERACIÓN
El doctor Moreira dice complacido que hoy él está operando cirugías de cesárea en mujeres de la segunda generación, como se lo hacen notar algunas madres jóvenes que al llegar para ser intervenidas le comentan: “Usted me extrajo a mí y ahora va a extraer a mi hija.” Recalca que esa confianza se corresponde con la que él les brinda, porque en cada intervención quirúrgica dispone que un familiar de la paciente acceda al quirófano para que observe y documente todo el proceso de la cirugía.
Una cosa más que le entusiasma es haber brindado sus servicios médicos a pacientes de familias muy pobres, que no pudieron pagar el coste pero le compensaron con gestos sublimes de sinceridad y sencillez.
Como cuando salvó a una niña aquejada de una peritonitis aguda, cuyo padre -vendedor ambulante de helados- se hacía presente colmado del refresco para el personal de la clínica. O cuando recompuso el pie dañado de otra niña que sufrió un accidente mientras montaba una motocicleta; el padre de la menor, carpintero de oficio, ofreció su mano de obra para construir una casita de madera que el médico tenía en proyecto.
El caso es que este médico cirujano, sin proponérselo, le ha dado a la Ciudadela El Pacífico el faro que guía a sus visitantes y sirve de referencia para que los moradores precisen en qué lugar de la ciudad viven. Además, claro está, de dotar al vecindario con un centro hospitalario que trabaja “para mantenerse a flote con servicios de calidad y bajo costo”, como lo proyecta su fundador.
MUY PERSONAL
El doctor Luis Moreira Sáenz tiene 51 años de vida, está casado con Ana Montesdeoca Párraga (48) y son padres de Daniel Alberto (25), ingeniero en Comunicación Audiovisual por la Universidad Católica Santiago de Guayaquil, y Sandra Katherine (6). Desciende de Galo Octavio Moreira Macías (fallecido a los 38 años de edad) y María Cecilia Sáenz Ávila, que además procrearon a Manuel, Luis, Jessy, Analuisa, Carlos, Gati, Ginger, Mery, Jessenia, Ilse, Byron y Galo (los dos últimos ya fallecidos). Todos nativos de Manta, con ancestros de Monte Oscuro, Cantón Santa Ana.
Revista LA GENTE de Manabí
MANTA, octubre 24 de 2014.
Escribir comentario
Jesus Trask (martes, 31 enero 2017 11:42)
Your mode of telling everything in this piece of writing is genuinely nice, every one can effortlessly know it, Thanks a lot.