La provincia ecuatoriana se encamina a su bicentenario, futuro poco alentador por la falta de proyectos de desarrollo fundados en la realidad de sus potencialidades.
En este día, miércoles 25 de junio de 2014, se completan 190 años desde el día cuando se fundó la provincia de Manabí y con ella los cantones Portoviejo, Jipijapa y Montecristi con los que nació. La fundación es obra del Congreso de la ya desaparecida Gran Colombia, cuya función Ejecutiva estaba entonces encargada al general Francisco de Paula Santander, que sancionó la ley correspondiente el mismo día de ser aprobada por el Legislativo, es decir el 25 de junio de 1824.
En conmemoración de esta fecha, el Gobierno Autónomo Descentralizado de la Provincia de Manabí desarrollará hoy en Portoviejo una sesión solemne con la presencia del presidente de la República, Rafael Correa Delgado, que recibirá de aquél la máxima condecoración provincial.
La provincia de Manabí es una de las 24 que conforman el territorio de la República del Ecuador, en la América del Sur. Al día de hoy tiene 22 cantones, pese a que su extensión territorial fue reducida para crear la provincia de Esmeraldas. La capital provincial continúa siendo la ciudad de Portoviejo.
Únicamente faltan 10 años completos para que Manabí arribe a su bicentenario, igual que sus cantones fundadores. Muy poco tiempo para planificar y echar a andar obras básicas para su desarrollo integral, como alcantarillados, sistemas de agua potable y vialidad rural de las que carecen todavía algunos cantones. Ni qué decir de las obras monumentales necesarias para afianzar la identidad cultural y promover la inspiración creadora de la población.
La situación actual de la provincia es poco alentadora por la ausencia de grandes proyectos de desarrollo fundados en realidades del potencial provincial. Su primigenia actividad agropecuaria, que a pesar de todo sigue siendo la más importante de su economía, está entrampada en el minifundismo incapaz de generar la abundancia de producción que la caracterizó a finales del siglo 19 y principios del 20, cuando ciudades como Bahía de Caráquez y Manta vivían del comercio exterior.
Los minifundios de hoy se hallan abandonados a la inercia y a duras penas producen para el consumo interno. Esta falta de producción excedente se nota en el puerto de Manta, reducido en los últimos años a la pesquería, que por su parte tampoco da para más.
Los millares de graduados que salen cada año de las universidades rebasan enormemente la capacidad de absorción del mercado laboral, sin avizorarse todavía una solución pronta para este grave problema social.
El costo de la vida es sumamente alto en la provincia y los ingresos de la gran mayoría están muy por debajo de él.
Y es que así como la provincia no produce para la exportación (salvo por la pesca marina que es limitada y se encuentra estancada), tampoco dispone de un comercio importador que abra canales de distribución nacional, como lo hacen Quito, Guayaquil y Cuenca. Esta carencia impide generar oportunidades de empleo para crear riqueza.
Este es el momento de repensar el presente para encarrilar el futuro.
MANTA, junio 25 de 2014.