Una celebración bien merecida por los padres

Reflexiones sobre el protagonismo del padre de familia en la vida humana y su aporte a la construcción de una sociedad cada vez más próspera y desarrollada.

Padre, madre e hijita, en acto social de la escuela pública inicial "Luz Sánchez Cedeño". Manta, Ecuador.
La familia.

El varón que se une a una mujer para traer una o más vidas nuevas al mundo, merece el reconocimiento social por su aporte al mantenimiento y renovación de la especie humana. Más aún si su procreación lleva implícita la responsabilidad de fundar para esos nuevos seres un ambiente feliz, donde estos a su vez alarguen la contribución para hacer que la existencia de todos los seres vivos sea cada día mejor.

 

Ese es el propósito que anima la celebración anual del Día del Padre, que al igual de las mujeres en el Día de la Madre, tiene derecho a recibir las consideraciones de respeto y afecto de sus hijos.

 

Tanto el hombre como la mujer aportan para la vida, así como deben hacerlo para que sus descendientes se desarrollen en condiciones de decencia y civismo. No es posible un nuevo ser sin el concurso biológico de ambos, como tampoco se crea un entorno familiar venturoso sin la responsabilidad compartida de padre y madre.

 

Hay que tenerlo presente en la nueva celebración del Día del Padre, que más de un cumplido obligado por la presión social, debería ser la ocasión para estrechar la relación familiar y renovar el compromiso de unidad, en las buenas y en las malas, como el mejor ejemplo para que los hijos no se extravíen influenciados por modelos equivocados surgidos de la banalidad imperante.

 

El "padre símbolo" de la escuela pública inicial "Luz Sánchez Cedeño". Manta, Ecuador.
El "padre símbolo" de la Escuela Luz Sánchez Cedeño.

Que haya fiesta, brindis, regalos, abrazos y buenos deseos, pero que no falte la reunión familiar distendida; para dialogar, revisar el álbum de los buenos recuerdos y proyectar juntos el porvenir. Debe ser un encuentro sin presiones de otros compromisos sociales, libre de rencores y de prejuicios, capaz de entusiasmar el deseo de horizontes más amplios y prometedores.

 

La iniciativa ha de partir de los hijos, si estos son adultos; o de la madre o tutor, si la descendencia está formada por niños y adolescentes. En cualquier caso, todos sumarán para que la celebración sea memorable por provechosa y feliz.

 

Pero nada de lo dicho hasta aquí estaría completo si en los hogares faltara el acto de bondad más valioso y retributivo de la vida: la solidaridad, especialmente con las personas menos favorecidas y por ello más vulnerables. En la Biblia se dice que “es más bienaventurado dar que recibir”, mandamiento que ha de cumplirse con propios y extraños.

 

Los buenos momentos y los buenos deseos hay que compartirlos con los padres que carecen de ellos, de lo cual quizá conocemos porque están próximos a nosotros o lo supimos a través de un tercero; el medio es lo de menos, el gesto de bondad es lo que cuenta.

 

Con los mejores augurios para todos los padres del mundo, les dejamos con estas fotografías tomadas el día viernes 13 de junio de 2014, en el homenaje que la escuela pública inicial “Luz Sánchez Cedeño”, de Manta, ofreció a los padres de los niñitos a su cargo.

 

MANTA, junio 15 de 2014.

 


Niños de escuela pública inicial "Luz Sánchez Cedeño", en formación para homenajear a sus padres. Manta, Ecuador.
En el homenaje a sus respectivos papitos, con la maestra que con suma paciencia les enseña las primeras luces del comportamiento social.
Padres y madres de familia en un acto por el Día del Padre en la Escuela Luz Sánchez Cedeño. Manta, Ecuador.
Los padres, junto a la esposa correspondiente a cada uno, reciben el homenaje de sus pequeños hijos que inician la escuela.

Jugando a una ronda entre padres e hijitos en el patio de la escuela donde estos se inician. Manta, Ecuador.
Padres e hijos juegan al son de lo que dictan las maestras desde el centro del patio de la escuela "Luz Sánchez Cedeño" de Manta.