Historias mínimas de algunos chóferes empleados por las operadoras del servicio de transporte urbano que se brinda en Manta, el puerto marítimo de la provincia de Manabí.
No todas las personas que ejercen la profesión de chóferes están conscientes de su rol de protagonistas sociales, con deberes y derechos; pero los que sí lo están, se esfuerzan día a día por desempeñarse de la mejor manera posible y hasta se sienten honrados por su trabajo, que no solamente les permite mantenerse ocupados y obtener los recursos materiales para vivir, sino que con él experimentan una gratificante sensación de importancia social que los eleva al sitial de grandes propulsores del desarrollo general.
Varios chóferes del transporte urbano de Manta, agrupados en las cinco operadoras del servicio reconocidas legalmente, se sienten complacidos con el trabajo responsable e idóneo que ellos realizan a diario en beneficio de la ciudadanía.
Pero en medio de esa posición de protagonistas de la comunidad a la que pertenecen, se oculta el drama de las desventuras cotidianas que minan las fuerzas y esquilman los pocos momentos de felicidad. Cinco chóferes profesionales que trabajan en el servicio de transporte urbano de Manta nos cuentan sus historias.
Usuarios caprichosos
Lester Gonzalo Cedeño Vera, chófer del micro 16 de la Compañía Transdelfines, dijo sentirse complacido de levantarse a las 04h30 y acostarse cerca de la media para cumplir el trabajo que realiza desde hace cuatro años en el autobús a su cargo; y, desde hace 12 años, sumados los que ha ejercido el oficio en otras operadoras filiales de la Federación de Transportistas Urbanos de Manta (FETUM).
“Me siento muy contento de pertenecer a la Fetum, y consecuentemente a la Compañía Transdelfines. Considero que me he ganado un espacio importante en nuestra sociedad, aunque –claro- hay que tener mucha paciencia ya que no hay paradas fijas en la ciudad y la gente desea que los dejen donde ellos consideren… y no debe ser así; pero conozco que los directivos de la FETUM trabajan en eso”, manifestó este conductor de autobuses.
Responsabilidad y esfuerzo
Con 2 años laborando en el gremio del transporte urbano de Manta, Galo Cedeño, chófer de la unidad 20 de la Cooperativa 29 de Septiembre, indicó sentirse muy bien porque cree que la ciudadanía sabe y reconoce el trabajo que realiza junto a sus demás compañeros del volante.
Manifestó que está listo para tomar el bus desde las 05h00 y llegar de vuelta a su domicilio cerca de las 23h30; y lo hace con responsabilidad y esfuerzo, dignos de los usuarios del servicio y de los directivos de su operadora y los de la FETUM, según dijo.
Pagan menos de lo acordado
Daniel Menéndez viene laborando desde hace 25 años como chófer, y en la
actual Cooperativa de Buses 24 de Octubre desde hace quince días, haciéndolo con mucha entrega, capacidad y responsabilidad, de acuerdo a sus palabras.
Menéndez sostuvo que existe mucha inconformidad entre sus compañeros chóferes, ya que los usuarios que deben pagar medio pasaje (12.5 centavos de dólar) solo pagan 10 centavos (Acotación del editor: El problema puede deberse a la falta de monedas fraccionarias en el momento de hacer el pago, o a una respuesta bumerang a lo que hace el conductor cuando un pasajero le entrega una moneda de 25 centavos y no le devuelve los 12.5 centavos que le corresponden).
Este chófer reclamó, además, que las autoridades de tránsito establezcan paradas fijas para evitar que el usuario tome el autobús o lo deje cada media cuadra.
Dirigencia satisfactoria
Marcos Intriago trabaja en la Cooperativa de Buses “Manta”, que está cumpliendo 14 años de existencia. Considera que el trabajo que realiza la dirigencia de su operadora, igual que la de FETUM, es satisfactorio.
Enfrentarse a los pillos
Freddy Escalante, conductor de la unidad 16 de la Cooperativa Costa Azul, habló así de su trabajo: “Realmente este trabajo es duro; tener que levantarse a las 05h00 y laborar hasta las 11h30 de la noche. Muchas veces el pasajero piensa lo contrario, que aquí uno anda lindo y bello.”
Dijo que a pesar estas adversidades hay que trabajar con responsabilidad, decoro y entrega por la ciudad y sus habitantes. Recalcó que la gente debe sacarse de la cabeza aquella idea de que cuando hay un robo dentro del bus el chófer es cómplice junto al ayudante; y no es así, dijo, ya que los pillos amenazan no solo al pasajero sino al chófer y su ayudante para que les entreguen el dinero; y hay que hacerlo para precautelar la vida, subrayó.
“Siempre la familia será lo primero y por eso hay que trabajar duro en el volante, como verdaderos, dignos trabajadores para la comunidad”, admitió Escalante.
Desajustes familiares
Un profesional anónimo del volante nos dijo un día que, debido a las largas y extenuantes jornadas de trabajo de los chóferes de autobuses (urbanos e interprovinciales), estos suelen perder a sus respectivas esposas y consecuentemente sus hogares. La ausencia prolongada provoca desajustes familiares y termina haciendo infelices a los conductores y a las personas que dependen de ellos.
FUENTE:
Las declaraciones de los chóferes nombrados son aporte de Ignacio Ávalos Macías, comunicador social. MANTA, mayo 01 de 2014.
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