El día más feliz de Renatito

Cuando fue bautizado cristiano entre otros niños que se congregaron con la misma finalidad en la Iglesia La Merced de la ciudad de Manta, en la provincia de Manabí.

El niño llegó a la iglesia flanqueado por sus padres y corrió feliz a encontrarse con su tío abuelo para mostrarle el traje estilo naval con el que estaba ataviado para la ceremonia de su bautizo cristiano. Con ese pariente de su ascendencia materna el niño ha cultivado una confianza mutua por el trato frecuente desde que era un bebé de pocos días de nacido.

 

Claramente, además de la inmensa felicidad que lo invadía por el ambiente del acontecimiento extraordinario en el que se hallaba, el niño (de apenas tres años y unos meses más) estaba sumamente orgulloso por su vestimenta ocasional y el hecho de que su tío abuelo podía verlo así enfundado.

 

Fue el día sábado 5 de abril de 2014 al comenzar la noche. La Iglesia La Merced de la ciudad de Manta se veía medio llena con los niños y sus correspondientes padres y padrinos, además de otros familiares que habían acudido hasta allí para ser testigos del rito bautismal. La presencia humana, más el clima de la época, hacían que el lugar estuviera caluroso.

 

Algunos fotógrafos profesionales estaban allí para capturar con sus respectivas cámaras ese momento histórico en la vida de los niños y sus familiares. Unos cuantos de estos últimos también portaban cada uno su propia cámara, aislada o incorporada al teléfono móvil; de modo que en el instante del bautismo en la pila ceremonial abundaban los flashes disparados por los camarógrafos, expertos o aficionados.

 

Sentado en la banca primera de la fila central entre las tres dispuestas en la iglesia, Alexi Renato (renatito) Palma Joza, nombres del niño de esta historia, se encontraba en compañía de sus padres José y Bertha Daniela, y de sus padrinos Walter Daniel Joza Risco y Karla Juliana Ortega Joza, joven pediatra cercana a la familia. El tío abuelo del niño hacía las fotos para el recuerdo.

 

Un tanto apartados para dar lugar a los protagonistas del bautismo, ocupaban otras bancas de la iglesia los demás familiares próximos del niño, como sus dos hermanos mayores (José Eduardo y Tamara) abuelos (maternos y paternos), tías, tíos, primos y primas.

 

Un tanto fatigado por el calor, pero sonriente, Renatito pidió a su tío abuelo:

 

-Pepe: vamos afuera a comer helado.-

 

El pedido no pudo ser atendido de inmediato porque empezaba el oficio católico a cargo del sacerdote de turno; sin embargo, lo había escuchado el abuelo de la línea materna quien un poco más tarde salió y trajo el refresco para el niño. Entretanto, este se había mostrado inquieto y sofocado por el calor, al punto que hizo algunos intentos por quitarse la corbata y la chaqueta, lo que finalmente consiguió después de recibir el agua bautismal.

 

Renatito es un niño que no puede permanecer quieto por mucho tiempo en un solo lugar, así que se desesperaba por huir de la banca donde se hallaba. Su madre tuvo que tomarlo en brazos para sosegarlo, pero el niño se durmió.

 

Cuando el sacerdote empezó a llamar uno por uno a los niños que estaban allí para el bautizo, a Renatito lo mencionó primero y fue llevado a la fuente bautismal todavía dormido. El agua lo despertó asustado y lloroso porque pensaba que lo ahogaban, según dijo al calmarse poco después.

 

Y mientras se desarrollaba el oficio religioso con los demás niños y niñas cuyos padres los habían llevado hasta la iglesia para que sean bautizados, Renatito logró al fin zafarse de la corbata, la chaqueta y la gorra de su indumentaria marinera; se sirvió el helado que le llevó su abuelo Walter y luego se entretuvo con un juego bajado al teléfono móvil de su madre.

 

En casa le esperaba una fiestecita organizada por su familia, donde animado por la música urbana demostró que él era allí la figura principal y bailó espontáneamente con todos los movimientos que caracterizan a los bailadores profesionales de estos ritmos. Aparte de correr y saltar junto a una primita que vive al lado de su casa paterna, y a otros primitos pequeños como él que habitan alrededor de la casa de sus abuelos maternos en el centro histórico de la ciudad de Manta.

 

El día de su bautizo católico fue el de más felicidad para Renatito desde que su madre lo alumbró; y su felicidad es la de toda su familia, que se congratula y hace votos para que Dios lo proteja y guíe por siempre.

 

MANTA, abril 22 de 2014.