Manta luce como la joya más preciada de la corona. Esta ciudad industrial es la capital económica de Manabí, designada la “Provincia del Milenio” por el presidente de la República.
Por David Ramírez, periodista manabita radicado en Nueva York.
Ni las estridentes celebraciones del Carnaval, ni el recogimiento que supone la Cuaresma que se inició con el Miércoles de Ceniza, lograron apaciguar el caldeado ambiente político en el Ecuador. Este país de mayoría católica donde se celebraron comicios para elegir las nuevas autoridades provinciales, municipales y parroquiales, tiene otro escenario político al tenor de los resultados del 23 de febrero.
El movimiento Alianza País (AP) y la llamada Revolución Ciudadana, impulsada por el presidente izquierdista Rafael Correa, sufrieron un duro revés al perder el control de las ciudades más importantes de esa nación, empezando por la estratégica capital Quito, que fue arrebatada al oficialista Augusto Barrera, por parte de Mauricio Rodas del centrista movimiento SUMA.
Correa ha salido a dar la cara para reconocer la derrota y se ha apresurado en descartar que su proyecto político esté en peligro, pese a que reiteradamente advirtió sobre el riesgo de gobernabilidad que se crearía si el oficialismo perdía la alcaldía capitalina.
Los comicios seccionales en Ecuador significaron para Correa –uno de los presidentes de la región que promueve el llamado Socialismo del Siglo XXI- su primera derrota en las urnas desde que asumió el poder en el 2007.
El oficialismo no pudo en su intento de captar Guayaquil, la ciudad más poblada de Ecuador, donde fue reelegido el socialcristiano Jaime Nebot y, entre otras urbes, la oposición ganó en Cuenca, Portoviejo y la ciudad portuaria de Manta, donde el también alcalde oficialista Jaime Estrada fue derrotado abrumadoramente por Jorge Zambrano de SUMA.
Alianza País, aunque se mantiene como primera fuerza política, experimentó un marcado retroceso dejando a los movimientos Avanza y SUMA como los nuevos protagonistas en ascenso, según se desprende de la lectura de los resultados que les favorecieron con varias alcaldías, concejalías y prefecturas a nivel nacional.
El mandatario no escatimó en culpar a su movimiento Alianza País de haber fallado en su estrategia política y, en consecuencia, anunció la inmediata reestructuración de las directivas provinciales y paralelamente echó a rodar las cabezas de todos sus ministros.
Correa, hábil como él sólo, fue más allá y poco después de los comicios llamó por teléfono a algunos de sus adversarios electos para ofrecerles el respaldo total de su gobierno. Al primero que llamó fue a Jorge Zambrano, quien como se estableció, es el nuevo alcalde de Manta.
Manta luce dentro del nuevo escenario como la joya más preciada de la corona. Esta ciudad industrial es la capital económica de Manabí, en su oportunidad designada por el mandatario como la “Provincia del Milenio”.
El gobierno tiene en Manta varios proyectos estratégicos de desarrollo nacional como la Refinería del Pacífico, el Puerto Internacional de Transferencia y la vía interoceánica Manta-Manaos. Todo apunta entonces que Correa tendrá que reordenar el tablero de acuerdo a los últimos resultados y empezar, como lo ha hecho, por bajar el tono y abrir el abanico a los nuevos actores políticos.
Entretanto, en el frente interno Correa ha asimilado la derrota como el acicate que necesitaba para plantear la posibilidad de presentarse a una tercera reelección que, si bien está vetada por la Constitución vigente, cuenta con mayoría suficiente en la Asamblea Nacional para reformarla.
El panorama devela lo que es de dominio público: en Ecuador el rumbo lo decide Correa y sin él la Revolución Ciudadana salta en pedazos. Prohibido Olvidar.
Nueva York, E.U.A.
Marzo 09 de 2014.