Por Joselías Sánchez Ramos.- Periodista, historiador y profesor en la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí (Uleam) de Manta.
Mientras escribía sobre el primer año de mi sombrero de paja toquilla y evocaba el 5 de diciembre de 2012, cuando la Unesco declara al arte de tejer la paja toquilla como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, me llegó el mensaje de la muerte de Nelson Mandela.
Mi mano se detuvo. Miré hacia el mar tras el ventanal de mi escritorio. Me paré, cogí mi tableta y subí a la terraza de mi hogar. Allí, mientras se confundía el horizonte marino con mi alma y casi no escuchaba a Richard Strauss y su “Así hablaba Zarathustra”, evoqué al negro que me enseñó a sentirme orgulloso de ser cholo.
La Unesco y mi sombrero de paja toquilla se perdieron de mi mente con el coloquio entre el color y la identidad que Manuel Tricallotis nos había regalado en la mañana junto a los estudiantes del 1er nivel de Periodismo en la Facco/Uleam.
No sé cuánto tiempo pasé en la contemplación. No lamento la muerte de Mandela. Agradezco la vida de Mandela. “Envejecer es obligatorio”. Wuau. ¡Ah, este Mandela nuestro!
"Nunca jamás esta hermosa tierra volverá a experimentar la opresión de un ser humano por otro...
el sol nunca deberá ponerse en este logro humano tan glorioso. Que reine la libertad. Dios bendiga a África". Hermosa tierra, ser humano, el sol, libertad, África. Tan profundo. Cuando el mundo las escuchó poco después de su posesión como Presidente de Sudáfrica, ya no pudo olvidarlas.
“La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo.” Los mantenses debemos defender nuestra Universidad. La Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí es el sueño de los mantenses. No pertenece a persona alguna. La soñamos desde la década de los sesenta. En la década de los ochenta le entregamos nuestro sueño al Dr. Medardo Mora Solórzano. Hoy no puede desaparecer. Tenemos dos años para demostrarlo. Le escribiré una carta al señor Rector.
“Es mejor para liderar desde atrás y poner a otros por delante, sobre todo cuando se celebra la victoria cuando ocurren cosas buenas. Se toma la primera línea cuando hay peligro. Entonces la gente apreciará su liderazgo.”
Gracias Mandela, gracias Madiba por haber vivido.
MANTA, diciembre 06 de 2013.
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MANDELA EJEMPLO DEreconciliación, tolerancia y respeto (domingo, 08 diciembre 2013 06:43)
Muy importante el articulo de opinión Mandela del señor Lcdo Josèlìas Sànchez Ramos, y que vale sumarnos otros ciudadanos y dejar nuestros comentarios :La historia contemporánea que el mundo compartió con el humanista Mandela dignifica a la raza humana. Es difícil hacer comentarios adecuados ante un hombre que es la síntesis de honestidad, heroísmo, sacrificio, coherencia, integridad, limpieza... Él sí merecedor de todos los Nobel de paz, junto con otro titán del humanismo encarnado: ¡el inmenso Gandhi! Mandela, su paso por nuestra historia redimió las indignidades que arrastramos y contra las que tú, valiente e indoblegable, luchaste. ¡Gracias! Y que la paz que lograste sin derramar la sangre de tus hermanos, y la dignidad con que soportaste años de ignominia que no lograron callar tu voz sean la única palabra que leamos en el lugar donde eternamente empiezas a estar vivo.Y recordar a Mandela por sus libro , que invito lo lean “Long Walk to Freedom” (El Largo Camino Hacia La Libertad), el cual se ha convertido en un clásico y hasta lectura obligada para muchos estudiantes universitarios en todo el mundo. Realmente es un libro que inspira mucho y a la fecha lo he leído 2 veces . Posee muchas frases motivacionales y que invitan a la reflexión como: “He descubierto el secreto que después de escalar una gran colina, uno sólo encuentra que hay muchas más colinas que subir.” No hay que olvidar que este gran hombre estuvo preso más de 27 años en una isla frente a Ciudad del Cabo.
En definitiva, el mundo ha perdido a uno de sus mejores líderes, ejemplo de reconciliación, tolerancia y respeto . alexander_rodriguez_m@hotmail.com
YO YAMBIEN ME SUMO A LA CELDA 466-64 (domingo, 08 diciembre 2013 17:28)
La celda 466-64 MAS EN DIARIO HOY
Publicado el 08/Diciembre/2013 | 00:52
Por: Gonzalo Ortiz Crespo
gortiz@hoy.com.ec
santiagopaleciopalacio@hotmail.com
DESDE USA (lunes, 09 diciembre 2013 05:55)
Yo también lamento este jueves la muerte de Nelson Mandela, quien fuera presidente de Sudáfrica y Premio Nobel de Paz, fallecido a sus 95 años de edad.. Su legado se mantiene como nuestra guía para alcanzar la paz donde sea
jacintozambranoarteaga@gmail.com
bBIEN POR MANDELA (lunes, 09 diciembre 2013 22:07)
Nelson Mandela será despedido por más de 80 presidentes 15:28 Los presidentes de Brasil, Cuba, México y Venezuela y los vicepresidentes de Argentina, Colombia y Perú, así como ministros y otras personalidades, representarán a América Latina en los funerales del líder sudafricano Nelson Mandela.Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección: http://www.elcomercio.com/. Si está pensando en hacer uso del mismo, por favor, cite la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. ElComercio.com
Analizando a Mandela (miércoles, 11 diciembre 2013 07:39)
Analizando a Mandela
Al examinar el perfil de este gran hombre, Nelson Mandela, encontré la narración de un hombre enamorado de la humanidad, de la paz y la democracia.
ING.OLGERSANTANA@GMAIL.COM
Nelsa Curbelo (jueves, 12 diciembre 2013 17:44)
Nelson-Madiba
Cuando supe de su fallecimiento era como si hubiera muerto un familiar muy querido, admirado, respetado, amado. Había leído muchos de sus escritos. Cuando estuvimos en Sudáfrica en el 2010, con ocho jóvenes de grupos vulnerables de diferentes zonas del país, convocados para el Mundial de fútbol callejero, visitamos el museo del apartheid. A mí me tocó entrar por la puerta de los negros, y sentir la exclusión, en pequeña parte, de toda su raza. Entramos en la pequeñísima habitación que tenía las medidas exactas de la celda de Rodhe Island. Supimos que cuando murió su hijo mayor, estando encarcelado, no salió por días de su cama, se cubrió la cabeza con una cobija y entró en un mutismo total. Pensaban que iba a morir, pero al cabo de una semana, resurgió de su propio abismo, llegó al paroxismo del sufrimiento y volvió a la rutina del prisionero, con la serenidad y la fuerza de quien tocó fondo y vuelve a la vida con un motivo, una misión, un porqué.
No recibía durante meses y años las cartas que le enviaba su esposa, ni ella recibía las de él. En la monotonía de los días iguales con el fondo del ruido del mar, vientos, frío y calores extremos, el ruido acompasado del picar de las piedras de los trabajos forzados era el telón de fondo de su encuentro consigo mismo y su misión.
Mi homenaje a Mandela (viernes, 13 diciembre 2013 06:23)
Orlando Alcívar Santos
orlando@alcivar.ec
Viernes, 13 de Diciembre, 2013
Mi homenaje a Mandela
Muchas veces –no sé si la mayoría, pero en todo caso un buen número de ellas– son las personas más humildes las elegidas para hacer las transformaciones sociales o las revoluciones políticas. Y las religiones también tienen entre sus figuras más destacadas a personas así, como dice Rafael Chirbes en su Crematorio, al señalar que la mitología cristiana escogió como padrastro de Dios a un carpintero, no a un filósofo ni a un poeta, ni por supuesto a un soldado o a un político. Y Nelson Mandela fue eso, un hombre del estado llano, redentor del pueblo negro sudafricano.
El líder fallecido deja entre sus legados más importantes la demostración palmaria de que es posible la reconciliación aun en las naciones cuya población está más polarizada, aun entre los segmentos sociales más contrapuestos, si hay la sana voluntad de dejar atrás, con firmeza de convicciones, el odio y la venganza. La vida de Mandela fue una lección para los políticos en cuyos léxicos no consta la palabra entendimiento y prefieren caminar por los extremos.
Aquel hombre que inicialmente fue calificado de terrorista recibió después, muchos años más tarde con el beneplácito mundial, el Premio Nobel de la Paz, luego de haber logrado que sus conciudadanos negros aceptaran perdonar a sus opresores blancos por todo lo sufrido en los años temibles de la segregación racial impulsada por el inflexible Pieter Botha, propulsor a ultranza del apartheid que terminó con la llegada del sucesor De Klerk, gran gestor de la eliminación de las leyes racistas, entre ellas la que limitaba la superficie de las tierras que los negros podían tener en propiedad, y la de separación entre negros y blancos en los lugares públicos. Mandela logró, en palabras de varios analistas, que millones de africanos se alzaran contra los designios teológicos y filosóficos pensados por y para los europeos, en beneficio de una colectividad que aprendió a razonar desde su condición y realidad. La notable evolución de Mandela de un joven impulsivo formado en Argelia (“soy argelino, árabe y musulmán”) muestra que las primeras reacciones violentas, propias de la juventud cuando no tiene otros recursos para canalizar su deseo febril de acabar con la injusticia, pueden transformarse con las canas, la apertura del cerrojo de las mentes obtusas de los gobernantes y de las sociedades, y el desarrollo de la historia.
Los 27 años de prisión, entre ellos 15 de confinamiento solitario, no cambiaron, según su propia afirmación, ni el corazón ni la cabeza de Mandela, que fue un símbolo fundamental y universal de los valores humanos, de la fortaleza del hombre como ejemplar emblemático de una idea al igual que otro grande: Gandhi.
No será fácil que surja un nuevo Mandela (aunque lo necesitan a gritos Siria y Egipto, por ejemplo) porque la humanidad avanza y las circunstancias cambian, o para expresarlo de otra manera, porque la historia tiene sus propias manifestaciones ligadas a la conjunción tiempo/espacio/hombre, amalgama tripartita que no se repite nunca con exactitud, como las aguas del río que pasan y no vuelven, escenarios y actores parecidos, pero nunca completamente iguales.
Del acuerdo entre Mandela y De Klerk nació una nueva Constitución democrática y un nuevo oriente en la aparición diaria del sol sudafricano. En todo caso, es un muerto ilustre que merece el respeto humano por su vida de lucha, fiel a sus ideas.
SON TRES LIDERES DEL MUNDO (domingo, 15 diciembre 2013 05:29)
Señor Director:
Si son tres Tres líderes del mundo, que no hacen referencia ni en el articulo ni en los comentarios
El perfil que desarrolla el señor Rodriguez , el pasado domingo, sobre Nelson Mandela constituye, además de afortunada composición literaria, una semblanza del ideal de lucha vivencial hasta el ocaso, la lealtad a los principios y amigos respecto de un ideal; la persistencia en buscar la libertad de su esposo en la reclamación constante de Winnie, la esposa, y la magnanimidad de un hombre incapaz éticamente de tomar venganza contra sus agresores, sino lleno de perdón y comprensión, que lo agigantaron cuando llegó al poder. Mandela, Gandhi en la India y Luther King en Estados Unidos lucharon y alcanzaron la dignificación del mundo en la igualdad, fraternidad y libertad.
Este escrito, como los de la sección editorial sobre Mandela o, el martirio de un pueblo de nativos , mueven a la reflexión y la valoración de quienes gozamos con la lectura diaria dela revista.
Cristobalrezavalaandrade@gmail.com
NEIVA
El mejor legado de Mandela (miércoles, 18 diciembre 2013 05:58)
El mejor legado de Mandela
Andrés Hoyos
Me parece fundamental resaltar una parte del legado de Mandela que ha sido poco comentada.
Sí, el hombre fue a parar a prisión porque un régimen racista no vio con buenos ojos que le desobedeciera y que, de forma no en exceso animada, emprendiera la lucha armada. Después pasó 27 años “enterrado vivo”, como decía Dickens. El régimen del apartheid, sobra decirlo, no actuaba solo. Occidente apoyó a los afrikáners cuanto pudo y Mandela fue considerado un terrorista por Estados Unidos hasta que cumplió 90 años, lo que seguramente lo llevó a acercarse al bando opuesto, donde estaban los gerontócratas de la URSS, Fidel Castro, Gadafi y otros personajes de catadura semejante. Nada de raro tiene que nunca haya querido arrepentirse de ser amigo de esos amigos. Lo que no se resalta es que, amigo o no, se abstuvo de imitarlos. Fue un revolucionario valiente cuando tocaba, luego se volvió un reformista eficaz cuando triunfó. Ésa es la gran lección.
Mandela hubiera podido convertirse en otro de esos padrecitos de la patria que se eternizan en el poder, práctica en extremo común en el África poscolonial. Haile Selassie, Milton Obote, Idi Amín, Mobutu, Robert Mugabe, el basurero de la historia está lleno de ellos. Mandela fue la obvia excepción a esta regla maligna: gobernó cinco años y se fue para su casa. Él conocía muy bien a sus posibles sucesores y sin duda intuía que eran unos pigmeos. Primero vino Thabo Mbeki, quien se hizo famoso por negar la transmisión sexual del sida, entre otras barbaridades; luego vino el actual presidente Jacob Zuma, quien añade unas uñas larguísimas a su manifiesta incompetencia como gestor. Está acusado, además, de abuso sexual. Y si ellos dos han sido mucho menos que mediocres, en la sombra está un tipo de veras peligroso: Julius Malema. Discípulo declarado de Hugo Chávez, Malema es un demagogo desbocado al que no le molesta ser abiertamente racista ni es enemigo de usar la violencia para lograr sus propósitos. Su ideal agrario es la catastrófica política de tierras de Zimbabue. Una eventual llegada suya al poder, y sobre todo una larga permanencia allí, serían un desastre.
Sudáfrica estaba tan fracturada que ni siquiera un personaje de la estatura de Mandela podía hacer milagros. La democracia es una semilla de germinación lenta, y tras veinte años del ANC en el poder, el país dista de ser un paraíso: hay violencia, alto desempleo, corrupción rampante, crimen y una serie de conflictos larvados. Ha sido en extremo difícil reducir la desigualdad, tanto en materia de riqueza como de posesión de la tierra, y la nueva clase dirigente negra es mucho menos que ejemplar. Sin embargo, el progreso de las mayorías es notable y se evitó el salto al vacío de la guerra civil.
Vistos a la luz de Mandela, nuestros revolucionarios latinoamericanos salen muy mal parados. Los Castro y los Chávez de este mundo, además de empobrecer y defraudar a sus compatriotas, fomentan el odio y la división. Se consideran indispensables; Mandela no. Por eso, porque tenía una pulsión institucional y una vocación democrática, no se reeligió. Sabía que era mejor que después de él llegaran enanos políticos sucesivos, no un solo enano matón con mando de por vida.
Hay testarudos a los que les fastidia la idea de que el poder es para ejercerlo con moderación y respeto, no a las patadas. Dicen admirar a Mandela, pero se desentienden de lo mejor de su legado.
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