Ambiente que denigra y avergüenza a Manta

La constante descarga de aguas cloacales en la playa marina es un problema insoluble de hace mucho tiempo, que ya rebasa los niveles que la sociedad puede soportar.

Las constantes descargas de aguas servidas por los usuarios en tierra y las que hacen los tripulantes de las embarcaciones que anclan en el puerto y en la rada, contaminan crecientemente la orilla del mar que besa las playas de la ciudad de Manta, en la República del Ecuador. Y a pesar de ser este un problema ambiental añejo, expuesto a vista y paciencia de residentes y visitantes, ni el Municipio ni ninguna otra entidad pública competente hacen algo serio para resolverlo.

 

El día viernes 8 de agosto del 2014, una franja enorme de turbiedad y pestilencia bordeaba todo el largo de la playa que va de Tarqui a Los Esteros, al parecer salida de las lagunas de oxidación de aguas cloacales en el sitio San Juan y canalizadas por el cauce seco del Río Manta que atraviesa la ciudad y desemboca junto a la rada antigua que utilizaban las embarcaciones pesqueras. Era una voluminosa masa de agua sucia, cuyo hedor se percibía a gran distancia.

 

Muchos turistas de la región interandina ecuatoriana no pudieron bañarse, pero se resignaron a comer en los restaurantes de la playa. Había además numerosos visitantes locales, unos porque allí es el lugar habitual de su trabajo y los demás porque tenían pactados juegos deportivos en las canchas enclavadas en ese sitio o tenían agendada una caminata para ejercitar el cuerpo. El caso es que toda esa gente estuvo expuesta a los riesgos de contraer enfermedades derivadas de ese ambiente nauseabundo e infeccioso.

 

Pero la contaminación no es exclusividad de la playa de Tarqui y Los Esteros. Personas que van con frecuencia a la playa de El Murciélago nos han confiado haber visto en varias oportunidades manchas contaminantes sobre el agua marina y percibido el hedor propio de las aguas sucias. Amén de las constantes informaciones periodísticas que dan cuenta de las descargas de cloacas en algún lugar de esa playa.

 

Y, con poco esfuerzo que haga, cualquiera se da cuenta que la presencia de

 

centenares de embarcaciones de todo tipo y calado, tanto en el puerto cuanto en la rada próxima, es también un foco de contaminación permanente. Téngase en cuenta que en muchas embarcaciones ancladas se hace limpieza cada día y lo que sale de la embarcación va a parar en el agua del mar, incluyendo las descargas de retretes y bañaderas. Añádase a ello los derrames ocasionales de combustibles o de productos que los navíos transportan y trasvasan en muelle.

 

Es una situación altamente peligrosa y alarmante, indigna de una ciudad que intenta atraer el turismo internacional como una fuente generadora de divisas para potenciar el desarrollo interno. Con semejante panorama es quimérico pretender alcanzar la certificación de “Destino Azul” (lugar óptimo, libre de contaminación) para la Playa El Murciélago. Ya sabemos que un proyecto para realizar en Manta una competencia mundial de surf quedó descartado a consecuencia de las condiciones ambientales deplorables del lugar.

 

Urge, pues, que los organismos públicos responsables de velar por la seguridad ambiental y sanitaria del Cantón Manta, con su Municipio a la cabeza, hagan algo definitivo para solucionar el problema. Sobre todo, en lo concerniente a las descargas de las alcantarillas de aguas sucias que llegan al mar, así como lo que atañe a las aguas cloacales represadas en las lagunas de oxidación, que de cuando en cuando descargan torrencialmente en el océano, pero a diario filtran un hilo pestilente que humedece el cauce seco del río.

 

Entendemos que Manta no soporta más esta situación vergonzosa y denigrante, cuya sola presencia revela que la administración pública cantonal ha sido y continúa siendo incompetente para enfrentar este caso.

 

Revista LA GENTE de Manabí

MANTA, agosto 09 de 2014.

 



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