La descontaminación del Río Muerto

Durante muchos años bajaron aguas servidas hasta la playa de Los Esteros en Manta, pero el problema se ha revertido con un bosquecillo protector y un colector sanitario.

El bosquecillo protector formado en las riberas urbanas del Río Muerto, entre Montecristi y Manta, nació de la necesidad de compensar el daño que provocaban las aguas servidas de algunas industrias antes de que entrara en servicio el colector sanitario de esa zona, construido por la Administración municipal porteña como una parte de la fase 1 del Plan Maestro Hidrosanitario. Esta explicación corresponde a Alfonso Vera, jefe de la Dirección de Control Ambiental del Municipio de Manta.

 

El funcionario añadió que Manta ha sufrido la contaminación en el cauce por las aguas industriales que convergían desde el Cantón Montecristi y desembocaban en la playa de Los Esteros. El colector del Plan Maestro Hidrosanitario se lo implementó para solucionar ese problema ambiental, por eso hoy el río vuelve a estar seco ya que las aguas contaminadas se descargan directamente al colector.

 

Las explicaciones de Alfonso Vera se dieron durante un recorrido de inspección por las riberas del Río Muerto, en donde el Municipio de Manta ha creado ese pulmón vegetal que es el bosquecillo con unos tres mil árboles sembrados por el Vivero Municipal.

 

El colector tiene una extensión de 8 kilómetros y a la fecha están conectadas a él las industrias La Fabril, Gondi, Eurofish, Lubar o Frigo Pez; faltando únicamente Conservera Tropical y la planta de tratamiento Irotoc, que está en proceso para conectarse.

 

El cauce del Río Muerto (Manta-Montecristi, Ecuador) luce hoy limpio y con un bosquecillo protector en sus riberas.
El bosquecillo compensó durante largo tiempo la falta de un colector de aguas servidas, hace poco construido y en pleno funcionamiento.

Rubén Cedeño, encargado de la siembra y mantenimiento del pulmón vegetal, precisó que son unos tres mil árboles cultivados en las riberas del Río Muerto, con apoyo de La Fabril. En cuatro años han alcanzado una altura de casi diez metros, y entre las variedades maderables hay Samán, Guachapelí, Cascol, Caoba y Tamarindo, los que además han traído naturalmente a ese lugar una interesante biodiversidad silvestre.

 

FUENTE:

Jhonny Mendoza Bravo,

Director de Comunicación Social y

Relaciones Públicas del GADC de Manta.

Enero 21 de 2014.